Olegario Zamudio
Pues mira lo que son las cosas, ahora resulta que el Ayuntamiento que preside el populoso Layin el de san Blas, está lleno de delincuentes y todo parece que entre ellos se rascan la espalda con la misma manita de changuito peludo.
Porque resulta que en las instalaciones del Honorable Ayuntamiento de San Blas, que por lo visto nada tiene de Honorable, se realizan las mejores componendas al gusto y precio del mejor postor.
Estas remiendos solamente tienen dos vertientes o las hacen con el consentimiento del desfajado presidente municipal o lo hacen a escondidas de él y sin su consentimiento, ahí pues que el escoja, dijera un señor en mi rancho, o se pasa de vivillo el de los bigotes postizos o sus trabajadores le ven la cara de pendejo.
Porque resulta que el chamaco que tiene nombre de artista gringo, un tal Jonathan González, el hombre fuerte del catastro, es un redomado sinvergüenza, dijera mi ahijado en sus mejores tiempos, es un vaquetón de siete suelas.
Habría que pedirle una declaración de sus cuentas bancarias a este chamaco de Santa Cruz de Miramar, para constatar si el sueldo que percibe en el ayuntamiento, es congruente con las posesiones tanto económicas como materiales del chavalo con nombre de artista.
También habría que ver si el Juez ese que despacha en San Blas en la comisión de una averiguación integrada contra este Jonathan, veremos si el señor en su poder que le deriva el ser el chido de la justicia, este si se pone los pantalones para meter en cintura a este redomado pillo.
Un Juez no puede ser cómplice de la corrupción en un Ayuntamiento y menos cuando esta se manifiesta en deterioro de la ciudadanía y en deterioro de la misma institución que representa el funcionario del Ayuntamiento, esto por un lado y por otra parte, un juez no debe ser cómplice de practicas fraudulentas, porque entonces y de cara a la sociedad estaría en la misma posición y creo que el horno no está para bollos.
No pretendo dar clases de moral, ni tampoco agarrar chamba de redentor de hombres, pero estos personajes, el que es funcionario municipal y el que es juez, son personas que de eso viven, de servir y de impartir justicia y lo deben de hacer bien pues estarán en la óptica de la ciudadanía.
Veremos pues como se van desarrollando, entre la relación jurídica que tienen estos dos personajes el que viola la ley y el que imparte la justicia y como dice la viejita, “ojala” y que esta sea la última instancia, ojala y que este juez sea la última palabra, en eso de aplicar justicia.
