Por: Yostal Ramirez
“Nadie me va a echar de mi propia casa”, contestó secamente Valentina García Delgado a personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuando estos le pidieron que aceptara la oferta de re ubicación. Atada a sus recuerdos, se atrincheró al final del patio junto a la hornilla.
No le inquietaban la creciente del río, la noche en el huerto de ciruelos o el polvoriento camino vacío. A quien odiaba era a la CFE, pues la considera ‘peor que coyotes’. Con sus promesas de bienestar y de desarrollo cargadas de incomprensión.
“Yo no me voy de aquí hasta que el agua me llegue al cuello”. En el instante que estas palabras salieron de su boca, sus ojos se inundaron de lágrimas al recordar que su terruño (como ella lo llama), dejará de existir, pues éste pretende ser cubierto por las aguas del río Santiago, debido al embalse de la presa hidroeléctrica El Cajón.
Doña Valentina, es una de las habitantes del poblado El Ciruelo, anexo del Ejido de Jomulco, municipio de Jala, lugar donde hasta hace poco tiempo, sus pobladores vivían tranquilamente, sin las preocupaciones de la vida moderna. Al igual que sus vecinos sus inquietudes se reducían a la cosecha de ciruelas, maíz y en el cuidado del ganado, pero ahora, la vida ya no será igual ni para ella ni para las aproximadamente 50 familias que habitan en lugar.
A pesar de no conocer con certeza el proyecto hidroeléctrico, sufren de incertidumbre, por ello se preguntan; ¿qué va a ser de la iglesia y de nuestras tierras si aquí estamos desde que ‘pegamos’ el primer grito en éste mundo? ¿Si nos van a reubicar, qué sucederá con nuestro campo santo?, ¿a dónde irán nuestros muertos?, ¿qué va a ser de nosotros?
Nadie les da una respuesta.
A medida que los ingenieros, técnicos y obreros trabajan para completar la construcción de la hidroeléctrica, lo cual incluye represas, túneles, estaciones de energía y líneas de transmisión, no solo producirán cambios de largo alcance para la tierra, sino también para todos los pobladores de El Ciruelo y sus alrededores.
El primer impacto tiene que ver con la inundación de sus hogares y tierras. El segundo será que en las zonas cubiertas de agua, se perderá una región singular de vida silvestre, la cual les es de valor mutuo a los residentes locales y al sistema ecológico.
“Todo quedará bajo el agua, mi casa, mis animales, mi huerta de ciruelos, mi vida entera se ahogará bajo el río. Si nos saliéramos de aquí me dolería mucho y me duele el solo pensarlo, porque aquí nacimos nosotros, aquí nos hemos criado, tengo 58 años viviendo en este pedazo de tierra junto al río, aquí en este pedacito de tierra gatearon mis hijos, gateé yo y aquí mismo fue donde gatearon mis padres”, comentó doña Valentina.
Por otra parte, los habitantes de Santa María del Oro (Samao) dicen sufrir las consecuencias, no los beneficios de esta obra. Ernesto Verdín Rodríguez vicepresidente de la Organización Civil Kupuri y nativo de esta comunidad, declaró que el único beneficio que han recibido, es la construcción del boulevard y la ampliación del crucero Samao - Carretera Internacional.
Sin embargo señaló que éstas obras “fueron hechas porque la empresa se vio obligada… tenían que hacerlo porque hay un presupuesto que se tiene asignado para la obra social. Fuera de ahí nada. Al contrario los problemas se acentuaron, fallas en drenaje, falta de agua. Además nos empezaron a tirar desechos procedentes de la presa El Cajón a nuestra laguna de oxidación, así como basura en el basurero municipal”.
Según las autoridades, lo anterior ya no se sigue haciendo, pero los pobladores lo desmienten. “¿Si no tiran sus desechos aquí, entonces donde lo hacen? Ellos no tienen donde echarlos, no han construido en la zona del el Cajón una laguna de oxidación ni un basurero, es por eso que siguen tirando desperdicios a escondidas, principalmente por las noches”.
Actualmente el presidente municipal de Samao es Fernando Arcadea Aldama, quien fungiera como secretario durante la administración de Refugio Polanco Sojo, a la fecha no ha cumplido su promesa de solucionar las distintas problemáticas que afectan al poblado, más bien, sólo se ha dedicado a ‘tapar’ los acuerdos y negociaciones que hiciera en su momento Polanco Sojo con la CFE, aseguran miembros de Kupuri.
“El presidente actual conoce el problema, ya le hemos dado a conocer las inconformidades y él dice que no quiere saber nada, aunque en campaña dijo que nos iba ayudar. De los diputados ni se diga, ellos desaparecieron, pasó exactamente lo mismo, en campaña aparecen en todas las comunidades, pero ya que tienen los puestos desaparecen como por arte de magia”, agregó Verdín Rodríguez.
Por su parte el gobernador de Nayarit, Ney González Sánchez, ha manifestado en reiteradas ocasiones su propósito de seguir conjuntando el esfuerzo de las tres órdenes de gobierno, para que la presa El Cajón se convierta en el inicio de un fructífero desarrollo regional, al que pronto se sumará la presa de La Yesca, sin embargo señaló que “para alcanzar esas metas, deberá continuarse el desarrollo económico y empleo en la zona para que sus habitantes mejoren su calidad de vida”.
A lo anterior, los afectados se preguntan ¿por qué antes no se dignaron a mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades rurales y ahora sí quieren?
“No estamos en contra del progreso, ahí lo que queremos es que haya justicia y que los bienes que tienen los indígenas, ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios sean indemnizados de manera justa y que se les respeten sus derecho”, aclaró el vicepresidente de Kupuri.
Si el desarrollo significa desplazarlos de sus comunidades, desarraigarlos, para engañarlos con supuestas reubicaciones que no valen nada frente al valor natural de su tierra no quieren ningún supuesto desarrollo, quieren su tierra, su río y su derecho a elegir su forma de vida, como lo expresa Higinio López Delgado, habitante del El Ciruelo:
“Yo les digo, pues páguenme lo que es justo, me van a quitar toda mi forma de vivir... el otro día fui a ver las casas que están haciendo para dizque reubicarnos, son de tres cuartitos, y todas son iguales, mi casa tiene siete cuartos y un corral grande donde crío mis animales, allá no se puede tener animales, además con la inundación ya ni lugar para pastar va a tener el ganado”.
Los pueblos afectados por Aguamilpa son el mejor ejemplo de lo que puede volver a suceder, aquí CFE y el gobierno vendió mentiras como verdades a pueblos principalmente indígenas, pero no sólo a ellos sino a todo el estado de Nayarit. Hasta el momento no hay energía eléctrica en varias comunidades afectadas, ni vivienda digna, ni trabajos permanentes.
¿Se repetirá la historia de Aguamilpa?
De acuerdo con Odilón de Jesús López, Secretario Técnico del Consejo Consultivo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Nayarit, estos pueblos desplazados por la presa de El Cajón de no organizarse y mantenerse unidos, correrán la misma suerte que sufrieron las comunidades afectadas por la presa hidroeléctrica de Aguamilpa.
¿Que ha sucedido con estas poblaciones? ¿Lograron el anhelado desarrollo, como lo llegó a asegurar la CFE y las autoridades? Odilón de Jesús responde: “No, ellos siguen en el olvido, pero peor aún, ahora sin sus tierras y sin su antiguo estilo de vida”.
Declaró que la experiencia que dejó Aguamilpa fue mala. “En primera instancia el proyecto fue muy motivador, pero luego, al paso de los año resultó todo lo contrario…es mentira que los pueblos indígenas vivan mejor de lo que vivían antes que invadieran sus terrenos”.
Los indígenas dejaron sus tierras, subieron a lugares escabrosos e improductivos, abandonaron antepasados bajo el agua. Sus danzas y ceremonias se convirtieron en un espectáculo más de un tour turístico.
“Es lo que hemos ganado con esta obra, los pueblos están en lugares donde no tienen posibilidades de sobrevivir si no es con apoyos del mismo gobierno, los cuales han sido mínimos…”
“Yo considero que no se logró la expectativa que en su momento generó la presa de Agumilpa hasta este momento… no podemos mencionar alguna comunidad en que haya empleos permanentes, bien remunerados, no podemos hablar de comunidades con una vivienda digna, una comunidad donde se desarrolle el turismo, únicamente podemos ver cómo empresas foráneas se han instalado en la región, eso es evidente, es el resultado”, se lamentó.
Odilón de Jesús, dijo que a trece años de terminada la presa de Aguamilpa, aún existen comunidades que no cuentan con energía eléctrica, como es el caso del poblado El Colorín a pesar de que están ubicados a poca distancia de la presa.
Por otra parte, la oferta de promover la inversión y el desarrollo de áreas rurales deprimidas en nada ha beneficiado a los lugareños, quienes “se han convertido en la mano de obra de la producción pesquera, la gran utilidad que genera ésta actividad, recae en manos de empresas que ni siquiera son del estado, son principalmente de Michoacán”.
Incluso, trabajadores intercambian su mano de obra por cartones de cerveza. Sábados y domingos los restaurantes, ubicados en el embarcadero de Aguamilpa se convierten en cantinas, lugar donde centenares de indígenas gastan lo poco ganado en el transcurso de la semana, en cerveza, botanas y música.
De acuerdo con los lugareños, los accidentes sueles suceder, ya que al terminar la juerga, al regresar a casa, indígenas alcoholizados caen de sus pangas y mueren ahogados en las aguas de la presa.
“El licor esta en todos lados, quines venden no son indígenas, son personas foráneas seguramente estas personas fácilmente consiguen las licencias para la venta del alcohol, el hecho es que el alcohol esta siempre a la vista, esto hace que el indígena lo vea como algo normal, los jóvenes ya se están encaminando hacia las bebidas, seguramente si no tomamos acciones de mucho impacto no podremos evitar este mal, el cual ya invade a varias regiones del estado”, añadió Odilón de Jesús.
Asimismo, los indígenas son presa fácil de los empresarios quienes les otorgan préstamos para que de ésta manera, se vean obligados a venderles sus producto sólo a ellos. Además durante tiempos de veda, una gran parte de los indígenas se van como jornaleros agrícolas o emigran a las ciudades como obreros, buscando otras oportunidades de vida.
De igual manera en el trasporte pluvial, el Secretario Técnico del Consejo Consultivo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Nayarit informó que los pobladores del lugar siguen estando en desventaja, ya que los permisionarios foráneos tienen mucho mejor equipo de transporte acuático, prácticamente acaparan todo el transporte en la región, dejando solamente trabajos muy secundarios, los cuales no retribuyen en mucha ganancia.
Efectos río abajo
El 17 de marzo del 2006 el Gobierno del Estado dio a conocer mediante un boletín informativo, que Nayarit cuenta con importantes fortalezas, destacando la presa hidroeléctrica de Aguamilpa cuyo propósito principal se dijo, ‘es la generación de electricidad, aunque también se usa para la irrigación agrícola’
“Genera un promedio anual de dos mil ciento treinta Gigahertz por año, lo cual la hace ser uno de los embalses más importantes de la región y del país, se pueden controlar inundaciones de la zona costera y se obtiene el riego para mas de 75 mil hectáreas...”.
Sin embargo, Trinidad Miramontes Arteaga, dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), señaló que a la fecha no se le ha dado continuidad a la serie de presas derivadoras o de represas, ni a los cuarenta y tantos mil kilómetros de canales que debían de haberse hecho una vez de terminada la obra.
“No se ha seguido con los programas de canales, ni de nivelación de tierras y esto ha truncado el beneficio que vendría a representar la presa de Aguamilpa. Estos canales permitirían regar hasta Rosamorada, Tuxpan, Santiago, Ruiz hasta Sinaloa, pero como no se ha seguido con este programa no se ha observado el “boom” de los beneficios de la presa de Aguamilpa”, dijo.
La realidad -explicó- ha sido todo lo contrario, pues los canales existentes están con grietas, les hace falta mantenimiento, ya que cuentan con más de 30 años de antigüedad.
Comentó que tal proyecto “no ha sido la solución que ocupamos en forma urgente, para que venga a reactivar las miles de hectáreas, para que llegue a ser de nuevo la Costa de Oro”.
¿Y que hay con las inundaciones controladas? “No hay, debe de haber un programa de inundación controlada por parte de las presas, porque algunas tierras se han llenado de salitre y han dejado de ser productivas, es necesario que las tierras vuelva a recuperar su calidad por medio del umos que dejaba el río cuando este inundaba las parcelas”.
Aun no se resuelven los problemas generados por la presa de Aguamilpa, mucho menos los provocados por la presa de El Cajón y ya se da inicio a la presa de La Yesca. De acuerdo con miembros de distintas organizaciones defensoras de los derechos de los afectados, las represas no son en sí el asunto que se tiene que discutir cuando se habla de alternativas.
Mas bien el tema central según los economistas es el modelo de desarrollo que se quiere, quién lo define y cómo se lleva a cabo dentro del marco internacionalmente aceptado por los pueblos y gobiernos sobre el medio ambiente, los derechos humanos y de los pueblos indígenas, entre otros.
Éste desarrollo para todos y todas, debe de ir acompañado de justicia, paz, democracia, sustentabilidad ambiental, equidad social y de género.