SE FUE CON LAS PRIMERAS LLUVIAS DE JUNIO
Raúl A. Méndez Lugo
José Luís Rochín, músico, cantante y compositor, excelente guitarrista, trovador y bohemio, 43 años, amó y fue amado, tuvo tres hijos, magnífico lector, conversador y poeta, adicto al tabaco, café y alcohol, soñador, crítico y desvelado, nació en campeche y vivió en Tepic, peatón del centro histórico, compañero eterno de su guitarra.
Rochín fue un artista singular del Tepic de fin de siglo, logró vivir y conocer los albores de un nuevo milenio; visitador permanente de cafés, librerías, museos y bares, supo hacer amigos; criticó, toleró y perdonó a los que llamó cabrones, reconoció sus virtudes y defectos; celebró éxitos y lamentó errores, admiró lo mejor del arte y trabajó de noche, disfrutó la madrugada, durmió con la luz del día.
Rochín siempre dueño de su existencia, no conoció otro trabajo que no fuera el de la música, su mundo era ajeno a las cuentas de ahorro y tarjetas de crédito, su patrimonio era sus amigos, su guitarra y lo que producía con ella, canciones, canciones con poesía de sus múltiples soledades, que compartía al día siguiente con el movimiento extrovertido de sus manos.
Rochín ya no está entre nosotros, se ha ido con las primeras lluvias de junio, se fue como él quiso hacerlo, entonando una canción triste cuya voz se ahogó en la garganta para siempre.
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